jueves, 18 de agosto de 2011

Al igual que ríes del chiste de alguien y aceptas que sus palabras generan en ti un sentimiento de felicidad, tampoco debes temer decirle a alguien que su piel, sus ojos, su boca te generan otro sentimiento. Hay que despenalizar acciones del sexo, llevarlas a la vida rea, ala cotidianidad, y jamás enlazarlos con el sexo sino con el vivir. ¿Lo entiendes?

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