lunes, 19 de diciembre de 2011

Y con el paso del tiempo, te das cuenta de que Pitágoras se equivocaba una vez más en sus teorías, pues la propia experiencia de la vida me demostraba una y otra vez que Par era malvado e imperfecto, por contra, Impar -o Ímpar, para los amigos-, era lo más maravilloso y esponjoso del mundo real que mi dualidad antropológica podría palpar en siglos...

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