domingo, 1 de enero de 2012

Situaciones difíciles son las que nos hacen pensar, darle vueltas a la cabeza y decidir entre dos alternativas totalmente diferentes pero con la misma finalidad, hacernos felices. Tal vez no estemos en lo cierto al elegir, pero para cuando nos queramos dar cuenta ya habrá repercutido en nosotros. Puedes mirar al cielo y saber que va a llover, porque está todo el cielo emborronado, con un color grisáceo oscuro decorado con una espesa niebla que te hace difícil la visión entre las calles, solo con ver así el día te entran ganas de quedarte en aquel sillón que siempre esta caliente porque está muy arrimado al brasero. Pero porque debería llover ¿Por qué tú estés seguro? No. Solo porque nos asomemos a la ventana de nuestro cuarto y veamos un día tan sucio y oscuro debe llover. No sabemos buscar más alternativas, nos concentramos en la que esté más clara, en la más obvia, sin pensar en que a lo mejor lo más fácil no es lo correcto, sino que debemos tener fé en que por muy costoso que sea aquello puede funcionar de manera que después sepas que has elegido la alternativa correcta.

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