miércoles, 15 de febrero de 2012

Tal vez no tengamos destino, ni metas que cumplir. Tal vez tengamos que nadar y bucear viendo como las olas te acarician y se acostumbran a la forma de tu cuerpo, te abrazan y te sienten cerca, una de ellas. EL agua no es un impedimento que no te deja ver un trozo de tierra donde puedes sentirte hombre, el agua te rodea en todo momento, cuando despiertas, cuando duermes, comes, sonríes, lloras, bostezas. Él siempre está a tu lado, y lo único que hacemos es reprocharle que no nos deje avanzar hacia nuestro paraíso, donde pensamos estar secos y fuertes, victoriosos por llegar y saber que lo hemos conseguido; y no nos damos cuenta de que el agua no es el medio, sino el fin.

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